Cooperación internacional
- En los últimos 20 años, las respuestas rápidas, efectivas y concretas de los países ante las crisis naturales, tales como terremotos, tsunamis, inundaciones, hambrunas, sequías, incendios, erupción de volcanes o secuelas de enfrentamientos armados, vienen ampliando su eficacia. Esto se debe fundamentalmente a la dedicación de miles de trabajadores y trabajadoras de la solidaridad, que han entregado sus vidas a la tarea humanitaria, juntando los ideales con la acción, y los principios con la práctica.
- La colaboración, sin intereses políticos o propagandísticos, en respuesta la urgente ayuda reclamada, generalmente de un país a los demás miembros de la comunidad internacional, permite una presencia que, al ser imparcial, no se fija en religión, género, raza o grupo social.
- La tarea de la ayuda humanitaria se va acrecentando y se requiere cada día más esforzados servidores, porque hay conflictos que aunque resueltos, siguen en estado latente y los riesgos de desastres naturales aumentan en la medida que no se respeta el equilibrio ecológico del planeta.
Un triángulo humanitario
En el Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra, en 1997 se dispuso que signo distintivo internacional de protección civil sea un triángulo equilátero azul sobre fondo color naranja. El triangulo azul: simboliza la prevención, ya que parece que este color proporciona una sensación de tranquilidad y protección.
También en todas las religiones esta forma geométrica representa al Ser supremo o energía protectora, por lo que los países con una fuerte influencia religiosa dentro de su vida cotidiana, no tuvieron dificultad en aceptarlo.
Cada lado del triangulo representa a una de las fuerzas aunadas en responder a una emergencia, es decir, el Gobierno, los grupos voluntarios y la población en general, siempre en la base, ya que se rebasará la capacidad de respuesta de cualquier organismo por el simple hecho de estar en el lugar de la contingencia.
El círculo permite una clara identificación de quien lo utiliza en su ropa o uniforme, impidiendo accidentes por falta de un claro aviso de presencia en la vía pública.
Los Cascos Blancos
Muchos países han regulado adecuadamente la ‘protección civil’ dentro de sus fronteras.Nuevas iniciativas llevan a convertirla en ‘asistencia o intervención humanitaria’ como un signo de solidaridad que trasciende los límites de cada nación para globalizar la ayuda y la presencia.
Cascos Blancos es una propuesta de la República Argentina, adoptada por la Asamblea General de la ONU en el año 1994 y por la Organización de Estados Americanos en el año 1998.
Constituye un modelo de cooperación entre países, con apoyo financiero internacional y participación organizada de equipos de voluntarios.
Además de actuar en situaciones de catástrofe, puede intervenir ante las consecuencias de coyunturas de colapso económico y social que hayan generado problemas de carácter permanente.
Como organismo especializado en asistencia humanitaria, constituye una herramienta válida para acciones de política exterior basadas en los principios de solidaridad, cooperación, participación y humanitarismo y contribuye a desarticular situaciones de tensión o conflicto.
Cascos Blancos permite la instrumentación de prácticas solidarias de las propias poblaciones golpeadas por la exclusión social de los sectores marginados por los resultados del proceso de globalización y la réplica de las prácticas exitosas en la lucha contra el hambre y la pobreza.
Su presencia se hizo notar con ocasión de los devastadores terremotos de Haití y Chile, mostrando así una presencia que trasciende las fronteras.
Proponiendo los Cascos Rojos
Otro proyecto lo presenta la ex Secretaria de Estado de los Derechos Humanos de Francia, Nicole Guedj, proponiendo la creación de una fuerza internacional humanitaria de reacción rápida, dependiente de la ONU que se denominaría los Cascos Rojos.